
¿Son los emprendedores el futuro del mundo?
Pareciera que el mundo entero sufre de una crisis eterna, que las oportunidades de crecimiento personal no existen y que a pesar de los esfuerzos implementados por nuestros gobiernos para erradicar la pobreza, sigue sin aparecer la cura a los problemas económicos globales.
Según el informe “Panorama Social de América Latina 2015” de la Comisión Económica para América Latina (Cepal), organismo especializado de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en materia de desarrollo económico y social para nuestra región, en América Latina hay 168 millones de personas en pobreza, lo que es igual al 28% del total de la población en los 18 países considerados. Entre ellas, hay 70 millones que viven en condiciones extremas de marginación, equivalente al 11.8% de la población de los mismos países.
Basta solamente salir a la calle para percibir estos índices: delincuencia, narcotráfico, prostitución, tráfico de órganos, violencia intrafamiliar y violaciones a Derechos Humanos. Tristemente, lo peor es que muchos de estos actos quedan impunes.
Se ha insistido en la urgencia de impulsar una economía incluyente que posibilite la mejora de los ingresos de toda la población, especialmente de quienes viven en condiciones de media a extrema marginación, pero, ¿exactamente a qué se refieren? ¿Por qué solamente escuchamos propuestas y no vemos soluciones? ¿Por qué la poca acción que vemos no tiene impacto en nuestra sociedad?

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Los países de América Latina no han logrado entender sus problemáticas y por ende, no han logrado proponersoluciones que generen impactos sociales, medioambientales y económicos positivos. Los gobiernos actuales padecen de una gran enfermedad que los está orillando a su ruina: el alzhéimer social.
Esta falta de sensibilidad ha dejado inválida a nuestra región, nuestro sistema actual ha perdido la capacidad de detectar nuevos liderazgos y sobre un hilo penden nuestras democracias. El nepotismo ha llegado a ocupar los cargos más importantes en nuestros países y la voracidad de algunos ha sido el origen del hambre de otros.
Son tiempos de olvidar nuestras diferencias, de dejar a un lado esas teorías escritas que nos imponen imposibles, de destruir esas barreras ideológicas que la misma sociedad construye y debemos de comenzar a edificar lo que aún no se ha levantado, a soñar lo que no se ha soñado, y principalmente a trabajar románticamente para los demás, solamente así construiremos un mundo más unido y con mayor sentido de justicia.
Hoy en día se habla mucho del emprendimiento, vemos en todos lados incubadoras, aceleradoras y hasta reality shows que a cambio de miserias compran negocios que simplemente no generan impactos positivos en las comunidades que de verdad lo merecen, hablamos del emprendimiento como generador de bienestar pero se nos olvida mencionar el ingrediente principal de esta receta: el emprendedor.
Debemos de poner un especial énfasis en éstos agentes de cambio, debemos de comenzar una verdadera cacería de líderes, de personajes que no les de temor arriesgar el todo por un ideal positivo, de personas que no tituben al momento de aplicar la justicia.
Debemos de encontrar a aquellas personas que han estado detrás del telón, actuando sin esperar nada a cambio solamente generando impactos positivos y, cuando las encontremos, debemos de impulsarlas y ayudarlas, debemos de arriesgarnos y comenzar a empoderarlas para que sean éstos líderes los que comiencen a tomar las riendas de nuestras regiones, porque, si estos emprendedores decidieron crear los cambios sin tener los suficientes recursos, ¿te imaginas de lo que serán posibles si los tienen?